Talavera de la Reina, 8 de noviembre de 2020
Queridas hermanas y hermanos,
Hoy sería día de balance a cuatro años de trabajo y dedicación altruista en nuestra Real Hermandad, a 48 meses en los que un grupo de hermanos ha dejado su impronta con el único fin de engrandecer, aún más si cabe, el nombre de la que es nuestra cofradía.
Las circunstancias han querido que la Asamblea de cada segundo domingo de noviembre no se celebre, además de posponer el proceso electoral al que concurríamos solo una candidatura de hermanos. Una suspensión de actos recomendado por el Arzobispado de Toledo ante la evolución de la pandemia, y siempre velando por la salud de todos los hermanos y por responsabilidad.
No obstante, permitidme que haga público mi agradecimiento personal y en nombre de los más de 1.200 hermanos a cuantos han formado parte de esta etapa y de esta Junta de Gobierno, como nuestra hermana Tamara, o nuestros hermanos Manolo y Ángel.
También a quienes han culminado este camino de 4 años junto a este hermano mayor y que no continuarán como miembros activos de la Junta de Gobierno por voluntad propia, como son Cristóbal, Miguel, Fernando u Olga. Gracias por vuestra pasión y desvelos, por llevar el sentir nazareno por bandera. Gracias de todo corazón por compartir este proyecto de ilusiones y retos conseguidos.
Y a vosotros, a todos los hermanos de la Real Hermandad, os agradezco a través de estas líneas vuestra complicidad y apoyo durante un mandato que no ha sido fácil, pues como todos hemos padecido, nuestra última Estación de Penitencia queda ya en el recuerdo de un año 2017 que se nos antoja pasado.
Ojalá, pronto, cuando la situación sanitaria lo permita, estos tres años sin realizar protestación pública de fe por las calles de Talavera de la Reina queden en nuestra memoria como un mal sueño.
Así, os agradezco y agradecemos como Junta de Gobierno el apoyo y la complicidad en todos y cada uno de los proyectos tan importantes que hemos llevado a cabo. También es momento de pedir disculpas si en algo hemos fallado o no hemos acertado. Gracias por aceptar nuestro perdón sincero.
El mandato 2016-2020 pasará a la historia de la Real Hermandad por ser el periodo en el que acometimos proyectos relevantes en el ámbito de la conservación de nuestro patrimonio, a la par que lo hemos engrandecido con nuevas adquisiciones artísticas a la par que hemos desarrollado una labor asistencial y caritativa en la que debemos ser constantes y a la que destinar más esfuerzos, conscientes del escenario crítico tanto económico como social al que de nuevo, como ocurrió no hace muchos años, allá por el 2008, tendremos que volver a enfrentarnos.
De esos proyectos culminados con éxito me gustaría recordar y destacar, por ejemplo, la restauración necesaria de Nuestro Padre Jesús Nazareno, o la mejora de la calidad artística de María Santísima de la Esperanza Nazarena, que se encuentra en estos momentos en su recta final.
En este sentido, me gustaría compartir con vosotros que la Santísima Virgen de la Esperanza Nazarena iba a ser presentada en público el próximo domingo 6 de diciembre a las plantas de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana en la misma Capilla de los Marineros de la calle Pureza, en Sevilla. Por cuestiones obvias hemos tenido que suspender este acto, quizá posponerlo, al igual que la bendición programada en nuestra sede canónica, la Iglesia de Santiago Apóstol, para el domingo 20 de diciembre, en el marco de la festividad litúrgica de la Esperanza, a la que buscaremos una nueva fecha.
Pero estos no han sido los únicos proyectos culminados. La rehabilitación y mejora de la Capilla de San Juan Bautista o bautismal de nuestra sede canónica, la Iglesia de Santiago Apóstol, con la hechura e instalación del primer retablo propio de la Real Hermandad obra de Alberto Paniagua, ha sido otro objetivo satisfecho, además de la renovación patrimonial centrada, por ejemplo, en la Santa Mujer Verónica, que en estos cuatro años cuenta con un nuevo estandarte con óleo sobre lienzo del pintor y joven promesa Ricardo Gil con nuevo mástil de orfebrería, al igual que con un nuevo conjunto completo de salida procesional compuesto por mantolín bordado en oro sobre terciopelo, traje de gala en terciopelo, pañuelo obra del mencionado Ricardo Gil y aureola o nimbo de plata sobredorada.
La adquisición de seis jarras de orfebrería para la delantera del paso de María Santísima de la Esperanza, dos faroles de plata sustentados en ángeles, dos incensarios de orfebrería, una túnica lisa de terciopelo y otra de sarga para Jesús Nazareno, junto a un cíngulo de cordón metálico de oro y un nuevo juego de potencias con amatistas, una nueva cruz procesional para Nuestro Señor y otra nueva para la Capilla, o el monte tallado para el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la consolidación y nuevo dorado de los respiraderos del paso procesional; son otros de los proyectos patrimoniales e inversiones llevadas a cabo.

En este breve balance nos es grato recordar los hermanamientos que hemos impulsado y llevado a cabo con la Hermandad de Jesús Nazareno de Fuensalida, en nuestra provincia, y más allá de nuestras fronteras con la Hermandad de Jesús Nazareno de Córdoba. Dos confraternizaciones que se suman a las que la hermandad mantiene con ‘El Silencio’ de Sevilla y con la Esperanza de Triana.
En estos cuatro años también hemos tenido la dicha de que Nuestro Padre Jesús Nazareno haya presidido el Vía Crucis de la Ciudad el Miércoles de Ceniza de 2018 acompañado por el trío de capilla musical ‘Gólgota’ de Huelva, y ese mismo año procesionó de manera extraordinaria con motivo del XXV Aniversario de la Junta de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de nuestra ciudad. Tres salidas a la calle en cuatro años, sirva este dato, al menos, para quitarnos la desazón por los Viernes Santos frustrados.
Nuestra colaboración y la de la Agrupación Musical de la Real Hermandad con Cáritas, nuestra implicación con la gran recogida de alimentos del Banco de Alimentos, la cercanía con el asilo de las hermanitas de los pobres o, incluso, el festival organizado en el Teatro Palenque el 1 de julio de 2018 a favor de la restauración de Nuestro Padre Jesús Nazareno, son ya recuerdos y hechos que reflejan el trabajo de estos cuatro años al frente de la Real Hermandad.
Créanme que con esta concatenación de hechos y proyectos realizados no ha sido fácil tomar la decisión de continuar una etapa más en el cargo, de momento por un año. Como seres humanos, nuestras vidas cambian y evolucionan. En más de una ocasión, en estos últimos meses, he meditado sobre la continuidad como hermano mayor, y es que en ocasiones antes de morir de éxito y dirigirnos al fracaso, lo mejor es echarse a un lado y dejar vía libre a hermanos con sabia nueva.
Dicho esto, finalmente ha pesado más el apoyo de los compañeros de la Junta de Gobierno, tanto de los que se marchan, como de los que continúan y de los que llegan, para avanzar en este proyecto y continuar al timón. También el apoyo necesario de la familia y de aquellos hermanos que han confiado y creído en el proyecto de estos cuatro años y a los que no podíamos defraudar.
A todos ellos les quiero agradecer su confianza y sobre todo su trabajo incansable e inagotable, porque si las iniciativas mencionadas anteriormente han resultado, ha sido, fundamentalmente, gracias al equipo, gracias a todos y cada uno de los hermanos que contribuyen de mil maneras a hacer Hermandad.
No voy a extenderme más. Gracias, gracias de nuevo. Esperamos seguir contando con vuestro apoyo y diálogo, siempre de tú a tú, de hermano a hermano, pues como bien sabemos, los cargos y las personas somos pasajeros y en esta vida sólo permanecerán los hechos y Nuestros Sagrados Titulares.
Un afectuoso saludo,
Javier Guayerbas Fdez.
Hermano Mayor