Cuando Nuestro Padre Jesús Nazareno regrese a la Iglesia de Santiago Apóstol, o mejor dicho, se reponga al culto, habrán pasado 216 días de ausencia, o lo que es lo mismo, 7 meses y dos días. Durante este tiempo, la imagen ha permanecido en el taller del restaurador e imaginero Manuel Ángel Fernández Escobar, discípulo del maestro Antonio J. Dubé de Luque, en Sevilla.
Con los estudios previos a la restauración dirigidos por el restaurador y licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada, fray Ricardo Plaza, carmelita descalzo con taller y residencia en el Convento del Espíritu Santo de Toledo, comenzaba este proyecto aprobado por los hermanos en la asamblea general ordinaria de noviembre de 2017.

Nuestro Padre Jesús Nazareno es una imagen procesional de talla completa.
La imagen llegaba al taller de Fernández Escobar el domingo 8 de abril en torno al mediodía. Hasta allí fue trasladado en un vehículo especial adecentado para la ocasión. Nuestro Padre Jesús Nazareno viajó sobre sábanas de lino y un centro de rosas rojas a sus pies. El vehículo, de matrícula con letras JNP (Jesús Nazareno Padre), realizó una parada frente a la Basílica de Nuestra Señora la Virgen del Prado, donde integrantes de la Junta de Gobierno rezaron unidos a modo de despedida.
Los trabajos han consistido, por un lado, en la realización de una nueva corona de espinas adaptada al cráneo de la imagen, con la consiguiente retirada de dos clavos que sobresalían en la frente del Señor y que antaño servían de sustento de las coronas de espinas usadas hasta la fecha.
Dado su deterioro, también se han sustituido las pestañas por otras realizadas de manera artesana en pelo de petigrís. Así, se ha logrado dulcificar el rostro y expresión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, una visión que se completa con la nueva corona de espinas.

Pérdida de policromía y clavos que sobresalen para la corona de espinas, ya eliminados.
En cuanto a las manos y al busto -datados en el siglo XVIII- estos se han separado de la túnica de madera siguiendo los ensambles a base de bisturí. Tras analizar esta talla o túnica, se deducen intervenciones anteriores cuestionables como se pudo documentar gracias a la documentación existente en los libros de actas de la Real Hermandad y los testimonios de varios hermanos con responsabilidad cofrade en las últimas décadas.
Por partes, las manos se encontraban sujetas con multitud de tornillos de ferretería, pastas y yesos; mientras que el busto presentaba fisuras en la talla del cabello, que se ha consolidado, para finalizar con la reintegración de la policromía.
Esta misma acción, de consolidación y reintegración de la policromía, tan sólo ha sido necesaria en los mechones de la melena y en pequeñas pérdidas de material localizadas en el contorno y frente de la cabeza, debido al contacto de las anteriores coronas de espinas con la policromía del busto.
Una talla completa, estofada y policromada
Tallada en madera de cedro real y policromada al óleo con ricos estofados en oro. Así es la talla completa y escultura que sustituye a la anterior dado su estado de conservación; una decisión adoptada como sigue ya que presentaba desperfectos estructurales, así como desproporcionalidad respecto a manos y busto, y un deterioro interno considerable en las piezas de madera de pino que la conformaban, con arácnidos y otros agentes externos a la misma.
Manuel Ángel Fernández Escobar ha llevado adelante un trabajo encomiable, con un estudio previo de la imagen primitiva digno de elogio, puntos a los que ha sumado un minucioso análisis anatómico y del movimiento de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Con esta túnica de talla completa la Real Hermandad mantiene la concepción original de la imagen procesional, es decir, preserva que Nuestro Padre Jesús Nazareno es desde su origen en el siglo XVIII una escultura completa que puede presentarse a los fieles y devotos sobrevestido con túnica de tejidos naturales o sin ella, como ya procesionó de manera extraordinaria en mayo del año 2010, o se presentó en su altar de cultos años atrás.
Con responsabilidad y determinación, la Junta de Gobierno con el beneplácito de los hermanos, ha cumplido así uno de los proyectos más ambiciosos de este mandato y de la historia contemporánea de la Real Hermandad: que Nuestro Padre Jesús Nazareno perdure en el tiempo por los siglos de los siglos.